sábado, 23 de junio de 2012

APRENDER PARA VIVIR EDUCACION SEXUAL



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APRENDER PARA VIVIR
EDUCACION SEXUAL


Preparar a niños, niñas y jóvenes para una exitosa
transición a la adultez siempre ha sido uno de los
mayores retos que la humanidad ha debido enfrentar,
donde la sexualidad y las relaciones afectivas
constituyen temas centrales. Hoy, en un mundo con
SIDA, nuestra oportunidad más importante para
interrumpir la trayectoria de la pandemia está en cómo
enfrentemos este desafío.
En muchas sociedades, existen leyes y actitudes
personales que contribuyen a inhibir la discusión
pública sobre sexualidad o comportamiento sexual, por
ejemplo, en relación a temas como la anticoncepción,
el aborto y la diversidad sexual. Al mismo tiempo, es
frecuente que los hombres accedan con mayor facilidad
al poder que niñas, mujeres y minorías sexuales.

Los padres, las madres y las familias desempeñan una
función vital en la formación de nuestra comprensión
respecto de nuestra identidad sexual y social. Por ello
necesitan ser capaces de conversar acerca de los
aspectos físicos y comportamentales de la sexualidad
humana con sus hijos e hijas. Por su parte, los niños
y niñas necesitan recibir la información y adquirir los
conocimientos y habilidades que les permitirán tomar
decisiones responsables sobre sexualidad, relaciones
interpersonales y prevención del VIH y otras ITS.
En la actualidad, son muy pocas las personas jóvenes
que reciben una adecuada preparación para la vida
sexual. Este hecho los hace potencialmente vulnerables
frente a la coerción, el abuso, la explotación, el embarazo
no plani cado y las infecciones de transmisión sexual
(ITS), incluyendo el VIH. Según el Informe Mundial del
ONUSIDA sobre la Epidemia del SIDA, sólo el 40% de
las personas jóvenes entre las edades de 15 y 24 años
reciben conocimientos actualizados sobre las distintas
formas de transmisión del VIH (ONUSIDA, 2008).
Estos conocimientos adquieren carácter de urgente
si se considera que éste es precisamente el grupo
etario al que puede atribuírsele el 45% de las nuevas
infecciones por VIH.
Debemos decidir: o dejamos a los niños y niñas
encontrar su propio camino en la nebulosa de
información parcial, la desinformación y la explotación
que podrían encontrar en los medios de comunicación,
Internet, grupos de pares o personas inescrupulosas;
o aceptamos la tarea de proporcionar una educación
en sexualidad clara, informada, sustentada en hechos
cientí cos e inspirada en los valores universales de
respeto y derechos humanos. En este sentido, una
educación integral en sexualidad puede cambiar
drásticamente la trayectoria de la epidemia. Asimismo,
las personas jóvenes han manifestado claramente su
deseo de contar con más –y mejor– educación en
sexualidad, servicios y recursos que satisfagan sus
necesidades de prevención.
Si deseamos tener un impacto positivo en los niños,
niñas y jóvenes antes que inicien su actividad sexual,
debemos integrar la educación en sexualidad al
currículo o cial y asegurarnos de que sea impartida por
maestros y maestras especializados que cuenten con
el apoyo de la comunidad escolar. Dentro del sistema
educativo, los maestros y maestras continúan siendo
fuentes con ables de conocimientos y habilidades,
constituyendo recursos altamente valorados en la
respuesta del sector de educación frente al SIDA.
Adicionalmente, es necesario extender nuestro
esfuerzo hacia los niños y las niñas no escolarizados,
con frecuencia el grupo más desinformado y vulnerable
a la explotación.
El presente documento Orientaciones Técnicas
Internacionales, basado en un riguroso análisis de la
evidencia existente sobre programas de educación
en sexualidad, está orientado a profesionales y a
personas responsables de la toma de decisiones
de los sectores salud y educación. Este documento
(Volumen 1) se centra en aquellos elementos que
justi can la educación en sexualidad y ofrece sólidas
recomendaciones técnicas sobre las características
que todo programa efectivo debe tener. El documento
acompañante (Volumen 2) cubre los temas y objetivos
de aprendizaje que se deben abordar en los diferentes
tramos etarios en un programa básico de educación en
sexualidad destinado a niños, niñas y jóvenes entre las
edades de 5 a 18 y más años e incluye una bibliografía
de referencias. El documento Orientaciones Técnicas
Internacionales es relevante no sólo para los países
más afectados por el VIH y el SIDA, sino también para
los que exhiben una epidemia de baja prevalencia y
alta concentración.
Estas Orientaciones Técnicas Internacionales sobre
Educación en Sexualidad han sido desarrolladas por
UNESCO en colaboración con organizaciones copatrocinadoras
del ONUSIDA, en particular, UNFPA
OMS, UNICEF y el Secretariado del ONUSIDA, con
numerosas personas expertas independientes, así
como con aquellos dedicados al fortalecimiento de
la educación en sexualidad en todos los países del
mundo. Estos esfuerzos son un testimonio del éxito

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