Hoy quiero compartir un artículo que leí en prensa libre sobre la comparación de nietra educación y la educación en finlandia.
¿Hacer tareas hasta el agotamiento, luego de horas de clases, sirve para educar a alguien? ¿Que un niño de siete años se levante a las 4 de la mañana todo el año para ir a estudiar y regrese a casa a las 5 de la tarde, es educar? ¿Que se aprenda de memoria todos los accidentes geográficos, pero no sepa contar cuál ha sido la historia de su país, es educar? ¿Que su maestro lo ponga a hacer sus mandados o a limpiar la escuela y le deje las tareas para la casa, es educar? ¿Qué clase de país se forma cuando un 5 por ciento de su niñez tiene educación de buen nivel, mientras el 95% restante es formado para la mediocridad o menos que eso?
El sistema educativo de las últimas décadas en Guatemala ha fallado. Durante los últimos años he conocido niñas y adolescentes de toda Guatemala a, a quienes damos educación formal. He visto de frente la pésima educación de un amplio sector de la población. Que existan unos pocos colegios de buen nivel no significa que estemos bien. Hemos fallado, porque la educación no es la prolongación de un manual de urbanidad y buenas costumbres, ni la respuesta mercantilista para la competencia y el trabajo. La educación es para la vida.
La educación en Finlandia, considerada la mejor del mundo, se basa en: 1.) Los docentes son profesionales valorados y reconocidos socialmente, pero obtener el título es un proceso exigente y largo. 2.) La educación es gratuita, obligatoria y accesible a todos entre los 7 y 16 años, y debe ser impartida por centros públicos. No se paga por los libros ni por el material escolar, y todos los niños/as reciben una comida caliente al día, también gratuita. Si el niño vive a más de 5 km del centro escolar, el municipio organiza y paga el transporte. 3.) Se reparte el dinero público de forma equitativa; hay una base de subvención común para todos los centros educativos, pero la cifra final varía si hay alguno con más carencias que el resto. 4.) El currículo es común, pero cada escuela diseña y organiza la planificación según sus particulares objetivos. 5.) Desde los primeros cursos se interviene para apoyar a cada alumno/a según sus capacidades y ritmos de aprendizaje. Nada de pruebas y actividades estandarizadas. Los profesores conocen bien a sus alumnos. 6.) Los alumnos tienen tiempo para todo, también para el juego y el descanso. Los niños no comienzan el colegio hasta los 7 años, las jornadas lectivas son más cortas, los estudiantes de primaria tienen solo 3 - 4 clases por día, con descansos de 15 minutos entre cada una, a los que se suma el descanso para comer. Apenas hay deberes, y el trabajo se hace en clase, no en casa. 7.) El tiempo que los profesores pasan en el aula es más reducido y destinan más a prepararse, investigar, organizarse o trabajar con otros docentes. 8.) Se evita la competencia y las cifras; los estudiantes no hacen exámenes ni reciben calificaciones hasta 5º grado, y los informes que el profesor elabora para los padres son descriptivos, no numéricos. 9.) Se premia la curiosidad y la participación. Se fomentan la creatividad, la experimentación y la colaboración por encima de la memorización y las lecciones magistrales. 10.) La sociedad considera que la educación es fundamental y las familias la complementan con actividades culturales. Padres y madres reciben ayuda para que puedan disponer de más tiempo con sus hijos.
Educar no hace referencia a un manojo de contenidos entrando en la cabeza de alguien, como si esta fuera una pelota a la que se le abre un agujero y se le rellena de aserrín. Tampoco interesan las hedonistas enciclopedias ambulantes. Veo a la educación como el movimiento permanente que desafía a toda una sociedad, en la cual habrá siempre alguien que guía y nutre intelectual, moral y físicamente a otro ser humano, estimulándolo y desafiándolo constantemente a ser un protagonista de su propio proceso formativo. Y no, no me quiero ir a Finlandia. Quiero que en Guatemala se viva la educación de otra manera.
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